"Péinate", me dicen todos aquellos que tienen la confianza de importunarme con mi higiene personal. Claro, a veces no es posible sonreír ante una estupidez semejante. ¿Qué importa si mi cabello crece cual verdolaga, si lo que soy no puede ser alterado por ningún peluquero?
Claro, es una visión romántica del escritor, pero en verdad no me importa mi cabello sino en el sentido de que es una metáfora de mi estilo de vida, de la manera en la que opera mi mente. Soy un ser enteramante disperso. Mi cabello soy yo.
Como Sansón.
1 comentario:
felicidades por tus nuevas conquistas.
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