jueves, noviembre 24, 2005

sumir las teclas

con prisa, con algo de crueldad, que truenen, que hagan click, madreemos el teclado, que necesitemos lápices, que también le quebremos la punta, que el grafito no soporte el peso de nuestras miserias, nuestras pasiones, de nosotros, pues.
Que necesitemos la sangre, que sea nuestra tinta.
Que se nos quiebren las uñas, las falanges.
Peripatéticos, de aquí para allá, enemigos del reposo, que las suelas de los zapatos se gasten, que la erosión continúe por los talones, los tobillos, muñones, metáforas absurdas de la escritura.
Como reptiles, arrastrémonos, con las torpes extremidades que, si todo sale bien, también se harán polvo con la fricción en los poros del asfalto.
Que quede la cabeza sola, rodando, parpadeando de vez en cuando los ojos, que se irán abriendo a la oscuridad.
Consérvese el sentido del oído para capturar la voz que acaso diga: en paz descanse.
Y, si aún se tiene fuerza, piénsese en el punto final.

paisaje urbano

¿Habrá algo más roto que un perro con la pata triste?

a brincos, con aberrante ritmo, cruza la calle

sábado, noviembre 12, 2005

planeta inodoro (reporte)



Y una vez que hube de aterrizar en este planeta (cuyo nombre es impronunciable por los medios humanos, por ende lo he bautizado como "planeta inodoro") me encontré con seres que semejaban excrementos, no sólo en la forma que teían sus cuerpos, sino en la pestilencia que a su paso iban dejando. De igual manera mi olor les resultó desagradable, a pesar de haberme rociado con las mejores fragancias que traje de la tierra. Y también hay otra clase de seres cuya consistencia es líquida y que desprenden un olor a orines apenas soportable con el más alto sentido de la diplomacia.
Estos seres dominaban el planeta y se extendían por casi todalageografía
Lo que uno puede encontrar en mayor número son unas especies de mingitorios e inodoros, en los cuales estos seres descansan.
Sus mascotas son unos seres muy parecidos a las moscas terrestres, y se dice, en este lugar, que son los mejores amigos.
A mi llegada, los habitantes corrieron no tanto con miedo como con asco, ya que la apariencia humana resulta muy cercana a la de sus deyecciones. Poco después llegó una comitiva diplomática que me llevó a conocer no sólo sus usos y costumbres, sino sus grandes palacios (de mosaico, material más apreciado, al que se le atribuye la categoria de lo sagrado) y monumentos.
En la foto aparezco segundos despues de aterrizar, en una plaza dedicada al descanso.